miércoles, 4 de marzo de 2009

The Wrestler - Sobreviví haciendo la grulla de Karate Kid


Sinopsis (de FilmAffinity): Randy "The Ram" Robinson (Mickey Rourke) es un luchador profesional de wrestling, ya retirado que, tras haber sido una estrella en la década de los ochenta, trata de continuar su carrera en el circuito independiente, combatiendo en cuadriláteros de tercera categoría. Cuando se da cuenta de que los brutales golpes que ha recibido a lo largo de su carrera le empiezan a pasar factura, Randy decide poner un poco de orden en su vida; intenta acercarse a la hija que abandonó, Stephanie (Evan Rachel Wood), a la vez que trata de superar su soledad con el amor hacia Cassidy, una streaper (Marisa Tomei).






Cautivado me sentí cuando vi este filme. Primero de todo, por Mickey Rourke, que sin maquillaje ha pasado de ser un guaperas en "La ley de la calle" a ser Marv. Segundo, por esa especie de resurrección ochentera que se palpa por el ambiente, y por esa banda sonora tremenda formada a partir de grandes componentes del hard rock, como Quiet Riot, Slaughter, Ratt o Guns N' Roses, entre otros. Una maravilla para gente como yo.


Es cierto eso que se dice, que Rourke no actúa, sino que lo vive. No sé cómo lo hará Sean Penn, pero desde luego superar esto es casi imposible. Cierto es, que en parte, Rourke se puedo sentir muy identificado con su personaje. Pero es que además de todo, es un tipo que destila carisma por todos los poros. Emociona, divierte, hace que le estés siguiendo todo el rato. Y ahí ayuda el hecho de que Aronofsky lleve la cámara siempre al lado de este gran personaje que es Randy Robinson.


Hablando del director, que le va la decadencia, sí, y mucho, y todo lo deprimente, y a mí no es que me apasione, que suficientes penurias se pasan ya como para tener que verlas también reflejadas en el cine, pero... aquí no importa. Habla sobre la decadencia de un hombre, alguien que se ha quedado atrapado en una época que ya se fue, que no sabe vivir de otra manera, pero que intenta rehacerse cuando todo falla, aunque sepa que en su total soledad, solo sea la gente que aún va a verle durante los combates lo único que le ayuda a seguir vivo. Creo que cierta frase que suelta es de lo más descriptivo que tiene: «Y luego llegó el maricón de Cobain y lo jodió todo. ¿Qué hay de malo en pasarlo bien?». Esta frase también es aplicable al personaje de Marisa Tomei, otra que lo borda y que, aunque carece quizá del protagonismo que merece, perfectamente sirve para acompañar durante el metraje a ese luchador de capa caída.


Sí, desde luego, el guión tiene frases memorables, y el discurso final no tiene nada que envidiar a tantos otros monólogos que se tienen que escuchar. De hecho, este es mucho más humano.


Todo un golpe emocional que es la peli, sin duda. Duelen hasta los golpes de esos genialmente bien rodados, crudos combates del wrestling menos glamuroso. El hecho de que el propio Rourke sea el que interprete esas escenas dice mucho más en favor de su actuación, si es que se le puede llamar así.


Aronofsky se vuelve bastante más normal de lo que nos tiene acostumbrados, hace algo más parecido a "Réquiem por un sueño" que a sus otras dos obras, y quizá hace la que sea mejor de todas sus películas. Y vaya temazo el principal de Bruce Springsteen...


Capaz de dejar sin palabras, llenadora de emociones diversas, yo solo puedo pensar: Que vivan los ochenta. Estos aún no han muerto, pues aún quedan representantes de esa gran época donde lo más importante era pasarlo bien al pie del cañón.




¿A que parece que me estoy volviendo un moñas? Que conste que no es así, y para recuperar mi "reputación", lo siguiente que escriba será denigrante del tó.







0 pinchazos: