lunes, 3 de mayo de 2010

Por qué "Bayonetta" merece la pena entre el género de matar a todos

Hace ya algo de tiempo salió el Bayonetta, juego perteneciente al género que llaman hack 'n' slash, o como es más correcto decirlo, juego de reventar a espadazos y tiros a todos los malditos bichos que se te pongan por medio. Un género totalmente antiestrés, adrenalínico y divertidísimo cuando sale bien, lo malo es que repetitivo si se hace mal y más aún con tanto juego del mismo estilo con el auge del género gracias a los Devil May Cry y God of War que son los más importantes representantes.

El caso es que este juego, antes de salir en enero por estas tierras, tuvo una publicidad de órdago, con todas las críticas alabándolo como nueva joyica del género y todo eso, un soplo de aire fresco y blablabla. La cosa es: ¿merecía estas alabanzas? Así que lo jugué, y como es de un género en el que uno se lo pule entre bandeja de nachos, gaseosa y cinta de grandes éxitos de Rush, pues decidí de alquilarlo para hacer una semanita intensiva de juego. Y lo cierto es que volvería a alquilarlo, y si estuviera barato (y no tuviera ya pendientes los Bioshock, el Mass Effect 2 y algúna joyita perdida por ahí a lo Silent Hill 5 o Resident Evil 5), hasta me animaría a comprarlo, porque el juego bueno es un rato, y encima es rejugable y completo.

La historia es: Dante molaba, era un tío guay con su gabardina roja y era hijo de demonio, le tiraban una moto a la cara nada más empezar el juego y la devolvía a balazos, se le clavaba una espada demoníaca en el pecho poco después y se levantaba sin usar las manos ni nada saliendo por la empuñadura y sin heridas, en el tercer juego patinaba sobre enemigos y se cargaba a los demonios disparando a bolas de billar mientras se comía una pizza... pero es que la tía esta se viste con su propio pelo, y aparte de burlarse de los malos todo el rato (dicho sea de paso, en esto no gana al Sparda), pues para reventar a los bichejos se queda en pelotas para invocar a dragones capilares, puños gigantes o resto de cosas que sirven para destruir de formas ultraviolentas a los malos más gordos. Y si no hay malos gordos, pues no hay problema, siempre tiene algún ataque hostioso en la manga. Y si no, pues siempre tiene su par de pistolas en las manos y su otro par en los tacones. Y sí, los dispara con los pies. Y si prefieres otras cosas, pues te pones unas escopetas, unos lanzacohetes (llamados Kilgore), o lo que te vaya fabricando tu compi, una especie de Samuel L. Jackson, según le des vinilos (sí, vinilos) con los que se irá a no se sabe qué dimensión y volverá lleno de sangre y hecho mierda pero eso sí, con tu nueva arma, que puede ser hasta unos patines de hielo.

Y si a esto le añadimos que la historia es todo lo épica que tiene que ser pero al modo más cachondo, pues qué más se puede pedir. Con sus guiños a otros juegos o películas, con sus amplísimas raciones de hostias, con sus niveles peculiares como los que se realizan sobre moto mientras revientas coches angelicales a tiros (porque sí, aquí los malos son ángeles, que para el caso tampoco hay mucha diferencia por el grotesco aspecto que tienen, pero que mola porque se han creado como toda una mitología y una jerarquía de la nada), o escapadas de lava, o las fases contra jefes, que suelen tener un nivel para ellos mismos por lo jodidamente grandes que son (pero de verdad, que son enormes los tipos) y lo duros de pelar que resultan. Bueno, una vez les pillas la práctica no, pero el caso es que matarlos lleva un buen rato, además que van cambiando sus patrones de ataque y todo eso según les bajas la vida... y están también los enfrentamientos contra tu némesis, que resultan el típico momento ultraépico de choque de espadas y balazos que es siempre necesario en todo juego, mientras te transformas en animales (poderes de bruja), invocas un puño y un tacón gigante después de un buen combo (más poderes de bruja) y esquivas cohetes, muros y demás obstáculos que vayan contra ti a la velocidad del maldito rayo (más poderes de bruja, qué se le va a hacer). Y todo esto en una trama que la repera no es, precisamente, pero enganchar engancha, eso sí.

Por contra a todas estas cosicas buenas, tiene el hecho de que algunas escenas se hacen excesivamente largas y tediosas. Que sí, que ya sabemos que quieren ir de cachondos mentales y que la tipa tiene que soltar un determinado número de puyitas cada minuto, pero cuando no le da, no le da, y si le sale mal en una escena, estate seguro de que eso va a seguir así durante una laaaaaarga escena entre hostias y hostias. Y también tenemos algún enemigo de dificultad absurda, porque ¿cómo puede ser que dos malos normales que vienen en pareja te lo puedan poner infinitamente más difícil que un jefe final? No lo comprendo, se cubren de todos los golpes, de un espadazo te revientan la mitad de la vida, esquivan y atacan el triple de rápido que tú... inaudito, y encima son de esos enemigos a los que no puedes hacerles ataques tortura. Esto es, el gran invento del juego, que según estés repartiendo estopa, pues puedes hacérselo a algún enemigo y lanzar un ataque que se puede potenciar según tu rapidez a la hora de machacar botones. Básicamente, resultados espectaculares, muerte casi asegurada para el bicho, y un hostión de órdago, desde damas de hierro hasta hacer rodar a un perrico trinchado por una rueda de pinchos, sin olvidarnos de un potro serrado para practicarle toda una ablación a los ángeles putas (curiosamente, simbolizan la diversión), o incluso reventar a un enemigo con una motosierra que de la nada sale y que después puedes llevar un rato más, con erótico resultado. Es decir, enemigos descuartizados por doquier. Y con los enemigos más gordos, pues lo mismo pero a lo bruto con lo ya mencionado de la invocación de demonios mediante desnudez capilar. Una burralidad. Encima posee uno de los ataques finales más jodidamente grandiosos que he visto. Ojalá fueran todos los juegos así.

Por si fuera poco, aparte de todos los ataques que de por sí tenemos con las combinaciones de armas, habilidades compradas, ataques tortura y demases, podemos coger el arma a algunos enemigos, que si hachas gigantes o trompetas-escopeta, y llevarlas un rato para repartir estopa a todos los bichos, que pocos no son precisamente.

Y vamos, que el juego muy largo muy largo no será, pero conseguirlo todo... pues como que sí que puede llevar un rato. Lo de los logros me parece un gran invento de estas generaciones y en general de Microsoft que ya lo llevaba desde la primera Xbox si no me equivoco, pues si les meten unos logros interesantes, puede dar mucha vida al susodicho juego (no así con el primer Mass Effect, que pasarse el juego con tal personaje todo el rato, luego con cual y luego con pascual era una bazofia), pero en este caso están bien escogidos. Además que forman parte del juego pues te pueden dar la oportunidad, si consigues todos, de volverte prácticamente indestructible. Claro que no son algo fácil de lograr, pues ya de primeras hay unos portales que hay que superar, y estos portales te proponen retos de una dificultad también absurda en ciertos momentos, y resultan en ocasiones desesperantes del todo. Pero se hace lo que se puede, y estas son de esas cosas que alargan la vida a un juego y uno quiere mejorar y mejorar para conseguirlo. Es por eso que volvería a alquilarlo, para encontrar esos portales, reventar ángeles, volver a matar a algún jefe, y pasármelo teta durante algunas horas.

Desde luego que no es el juego del siglo, pero es muy solvente, entretenidísimo, con vidilla y desde luego, con unas dosis de acción que válgame qué acción, pura serie B gore en videojuego. No es algo de lo que quejarse, precisamente, ¿no?

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